Una vez levantada la cuarentena (26 de abril o 31 de mayo de 2020 o 30 de noviembre de 2022, no lo sabemos), es claro que la forma de relacionarnos desde el punto de vista físico cambiará (ya cambió). Puede que no se trate de un cambio radical de la humanidad o hasta el punto de extinguirnos, pero sí adoptaremos nuevos hábitos desechando otros tantos.
La movilidad en transporte público ha estado en constantes debates sobre su comodidad, conveniencia, costo, impacto ambiental, agilidad y, en menor medida, su salubridad. Y precisamente, este último aspecto, en abril de 2020, pasó prácticamente a liderar la discusión y las inquietudes.
En el transporte público, sea en Tokio, Berlín, Bogotá o Buenos Aires, el contacto físico entre personas es muy frecuente y muy cercano (Transmilenio en hora pico, por ejemplo). Y vista la facilidad de contagio del COVID-19 (y otras afecciones), se avivan aún más las inquietudes en salubridad.
Aquí es donde aparecen la bicicleta y las patinetas eléctricas (scooters). Varios son los aspectos a tener en cuenta. Primero, y muy importante, la bicicleta o la patineta eléctrica incluso puede reducir tiempos de desplazamiento respecto a los vehículos motorizados. Segundo, la distancia física con otros usuarios puede ser igual o mayor a la recomendada para reducir el contagio del COVID-19 y ser en promedio muy superior a la que se da en el transporte público. Tercero, el uso de alternativas como bicicletas o patinetas eléctricas parece tener un menor impacto en el medio ambiente. Por último, moverse en bicicleta puede, en general, ayudar a mantener un mejor estado de salud.
Por supuesto, hay desventajas tales como la inseguridad, la imprudencia, la precariedad de algunas vías, la lluvia, el sudor, entre otros. Pero son temas que pueden ser balanceados por la protección ante el COVID-19.
En cuanto a inseguridad, es tan predecible como lamentable que se incrementará dado el impacto económico del COVID-19; sin embargo, la prevención, el transitar en grupo y ojalá en horarios de luz natural, así como un seguro de bicicleta (Seguros Beta ofrece muy buenas alternativas) o de patinetas eléctricas, son medidas que los usuarios deberíamos considerar.
Aspectos de entorno como vías o clima, serán zanjados rápidamente ante la disyuntiva de estos y del riesgo del contagio.
La bicicleta y la patineta eléctrica / scooter, utilizadas con prudencia y con elementos de protección personal, obedeciendo normas de tránsito, siguiendo las recomendaciones de expertos sobre aseo y salud (higiene, distanciamiento, vestuario, etc.), contando con un seguro de bicicleta o de scooter y mitigando / conviviendo con sus desventajas, se convierten en alternativas viables para la prevención de contagios así como de menor impacto ambiental y menor congestión urbana.
Más que afirmar esta posición, nuestra intención es invitarte a reflexionar al respecto. Cuéntanos en los comentarios, qué recomendaciones sobre el uso de bicicletas o patinetas eléctricas / scooters nos das, cuáles han sido tus buenas y no tan buenas experiencias, qué has aprendido y qué puedes enseñar al resto de la comunidad para que entre todas las personas aportemos al bienestar desde todos los frentes.