20/12/2019: Tibirita – La Capilla – Pachavita – Tibaná – Jenesano – Viracachá – Soracá. Distancia 100.45 km con 3.763 m de desnivel positivo.
Salí de Tibirita hacia las 5:30 am con destino a Soracá. Contrario a los días anteriores, en los cuales la ansiedad me había levantado a las 3 am, esta vez sí debí levantarme con alarma.
El mítico y siempre nublado -excepto ese día- Alto de La Capilla. Atrás quedó Tibirita (y Cundinamarca también). Hola, Boyacá.
Desde el primer pedalazo hubo ascenso, presagiando lo que sería: 3.800 m de desnivel positivo en 100 km. Desde el kilómetro 40 fue todo prácticamente subida. En general el clima estuvo bueno, salvo hacia las 11 am por Tibaná y Jenesano, donde el sol fue inclemente. El bloqueador solar que vaya siempre a la mano.
Colorida Pachavita.
El pan casero fue oportuno todo el camino. Dado el cansancio acumulado y por el sol, la parte más complicada fue entre Jenesano y Viracachá, con algunas pendientes superiores al 12% y subidas interminables. La mente y la disciplina son esenciales en esos momentos, además de la comida y el agua.
Jenesano, hermoso municipio.
Un capricho cerca de Ramiriquí; el que peca y reza empata.
Viracachá fue un Oasis.
El final fue emocionante: entre Viracachá y Soracá había 15 km en su mayoría en ascenso pero con pendientes muy amigables y un último kilómetro en descenso a manera de premio. Y el premio mayor: chuleta de cerdo con mucha verdura. Gran cierre de jornada.
Bendita sea Soracá.
Esa tarde, en menos de 1 hora, leí el libro que llevaba, había errado el cálculo. De esta forma, me quedé sin qué más leer el resto de días. El día siguiente esperaba llegar a Tutazá, cerca de 120 km y montaña considerable.
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